miércoles, 26 de enero de 2011

A la vieja

Tan fría y blanca era tu tez,
que el tiempo la vino a buscar.
Envidia te tubo la vida, que la vejez
se llevo tus ganas de volar.

Tan tersa y fina fue tu boca
que la vinieron a plegar los años.
Labio que ha despertado cuanto toca
y que ha sufrido tantos engaños.

Echas la vista atrás y queda el recuerdo,
hasta cuando la demencia posea tu mente,
entonces solo quedará olvido, luego
nada, solo arrugas en tu frente.

Serán tus dorados cabellos canas
y tus vacilantes caderas, fragil porcelana.

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