sábado, 23 de junio de 2012

Fortaleza forzada

Cubro mi espacio de humo, vital compañero.
Calada me quita la vida, pero para que la quiero...

Cada día en esta tierra recuerdo el por qué empecé a escribir,
Porque tras mi coraza de fortaleza hay un vacío en mí.

Y solo entre mis más alegres versos, podrás entrever
que lo que tan bonito parece, también tendrá que doler.

Necesito del sufrimiento, extraña belleza,
y cada sonrisa mía, esbozo para ocultar una tristeza.

No juzgad lo que quiero aparentar
ni busqueis encontrar lo que escondo.
Soy un cuerpo movido por la gravedad
y un corazón, grande en el fondo.

Maquillo mis miedos, ansiedades
la "Verdad" es una utopía.

Que en este mundo de crueldades...
¿Donde escondo yo la pena mía?

Fortaleza forzada,
ya solo queda una calada...

jueves, 5 de abril de 2012

Fumo

Que si mi vida fuera de mi misma una parodia,

dejaría también escapar el humo entre mis dedos

marcando en mi piel cada parte que me odia

y odiando saber que cuando el humo se disuelve

en mi aire, es tan real como mis miedos

y tan fugaz que el mismo humo nunca vuelve.

Y si en las formas tan perfectas que emana mi boca

en bocanadas que inspiro nicotina y nada

pues es mi humo que al que admira equivoca

y es mis venas que ahora están contaminadas,

cigarro tras cigarro escondo mi soledad

a punta de pistola y espada.

Fumo por disimulo, por ansiedad, por miedo

fumo por esas cosas que tener no puedo

y fumo por el tiempo, y es triste pero asumo,

que aveces fumo porque quien abraza no es mas que el humo.


jueves, 23 de febrero de 2012

martes, 10 de enero de 2012

Crónica de Don Nadie

Crónica de Don Nadie, que vive en ningún lugar,
resiste porque se alimenta de aire y sueños
y nadie sabe que existe, a la vista son tan pequeños
que hasta dejan de soñar.
Sueña de noche cuando el frío lo permite
y a la luz de la luna, reza plegarias a un dios imaginario.
Son los guardianes de la calle desierta
son los que callan con la boca abierta
y los que dejan entrever en su mirada el calvario.
El transcurso de la vida sigue y la lluvia no frena
el rápido paso de la gente ante su ventana,
tan inmensa que no tiene umbral, y aveces pena
lo visita, y aveces esperanzas.
Pero le mutila su compañera soledad cuando
solo la encuentra en la sociedad vagando.
Y así vive cada día y un futuro cierto
como un fantasma condenado a esta tierra
ya no espera nada, y odia el pobre las horas despierto
y el reloj le palpita cuando sus ojos cierra.
Casi no llora, pero sí se humedece
y no le queda más remedio
que ver desde su ventana inmensa sin umbral
como amanece y anochece
esperando la noche para soñar.

Sueña el pobre la riqueza
sueña el que espera la llegada
sueña el artista con la belleza
Pero Don Nadie, ya no sueña con nada.